“Sin desapego somos prisioneros del desamparo, la desesperanza…”
Deepak Chopra
Un grupo de amigos, me viene comentando, su desencanto por ver bloqueado un proyecto en el que están inmersos desde hace un tiempo.Consideran que su trabajo ha sido bueno, así como la disponibilidad para el mismo, puesta a prueba en los cuatro meses, que llevan esperando a que se reinicie.
Pensando sobre ello, he llegado a la conclusión de que amén de los obstáculos reales, por los que pueden estar atravesando los que tienen en sus manos la decisión, se está incumpliendo de modo inconsciente, por supuesto, la 6ª ley del éxito.
La “Ley del desapego”.
Formulada, magistralmente, por el Doctor Deepak Chopra, que nos dice entre otras cosas "…para adquirir cualquier cosa en el universo físico, debemos renunciar a nuestro apego a ella.
Esto no significa que renunciemos a la intención de cumplir nuestro deseo.
No renunciamos a la intención ni al deseo; renunciamos al interés por el resultado.
Es grande el poder que se deriva de esto. Tan pronto como renunciamos al interés por el resultado, combinando al mismo tiempo la intención concentrada y el desapego, conseguimos lo que deseamos.
Podemos conseguir cualquier cosa que deseemos a través del desapego, porque éste se basa en la confianza incuestionable, en el poder del verdadero yo".
Esta Ley y sus enunciados, para aplicarla, nos enseña que debemos aceptar a los demás como son y hacen.
No centrarnos tercamente en nuestra opinión ni intentar forzar las soluciones porque con ello podemos crear nuevos problemas.
Aprender que cuando más inciertas parezcan las cosas, más libres nos sentiremos y podremos penetrar en el campo de todas las posibilidades, con lo cual nos llegará la solución.
Sé, porque me lo han dicho, que puede parecer compleja o difícil de asimilar y más aún de poner en práctica; y el otro día lo conversaba con una amiga a quien le cortaran el movil y hasta que no se lo conectaron, se había sentido desestabilizada.
La comprendí porque también me he sentido así, alguna vez, ante una pérdida material pero a la vez le recordé esta Ley que, en otro de sus aspectos, nos explica:
“La fuente de la abundancia, de la riqueza o de cualquier cosa en el mundo físico es el yo; es la conciencia que sabe cómo satisfacer cada necesidad. Todo lo demás es un símbolo: vehículos, casas, cheques, ropa, aviones. Los símbolos son transitorios; llegan y se van. Perseguir símbolos es como contentarse con el mapa en lugar del territorio. Es algo que produce ansiedad y acaba por hacernos sentir vacíos y huecos por dentro, porque cambiamos el yo por los símbolos del yo. El apego es producto de la conciencia de la pobreza, porque se interesa siempre por los símbolos. El desapego es sinónimo de la conciencia de la riqueza, porque con él viene la libertad para crear. Sólo a partir de un compromiso desprendido, podemos tener alegría y felicidad. Entonces, los símbolos de la riqueza aparecen espontáneamente y sin esfuerzo”
Yo lo he comprobado, y les aseguro que funciona.
Así que los invito a pensar en ello, y a ejercitar la Ley del desapego.
Como dirían en Cuba:
“ Sácale el pie al asunto mi herman@, que todo se resuelve.”
“La fuente de la abundancia, de la riqueza o de cualquier cosa en el mundo físico es el yo; es la conciencia que sabe cómo satisfacer cada necesidad. Todo lo demás es un símbolo: vehículos, casas, cheques, ropa, aviones. Los símbolos son transitorios; llegan y se van. Perseguir símbolos es como contentarse con el mapa en lugar del territorio. Es algo que produce ansiedad y acaba por hacernos sentir vacíos y huecos por dentro, porque cambiamos el yo por los símbolos del yo. El apego es producto de la conciencia de la pobreza, porque se interesa siempre por los símbolos. El desapego es sinónimo de la conciencia de la riqueza, porque con él viene la libertad para crear. Sólo a partir de un compromiso desprendido, podemos tener alegría y felicidad. Entonces, los símbolos de la riqueza aparecen espontáneamente y sin esfuerzo”
Yo lo he comprobado, y les aseguro que funciona.
Así que los invito a pensar en ello, y a ejercitar la Ley del desapego.
Como dirían en Cuba:
“ Sácale el pie al asunto mi herman@, que todo se resuelve.”

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