"La risa nos mantiene más razonables que el enojo"
Pedro Marcos Gastón
Desde hace algún tiempo, vengo observando un aumento paulatino y preocupante de enfado en las personas, que llega a veces a transformarse en ira incontrolable y hasta en violencia.Las situaciones actuales de la economía; la inestabilidad laboral y los efectos que estas producen entre otras causas, al parecer, nos hacen olvidar que en nuestra condición de humanos somos seres inteligentes y pensantes.
Quizás haya quien en este momento se pregunte.
-¿Y ella no se enfada?
-Claro que me enfado- le respondería.
El enfado es como el susto, nadie se libra en un momento determinado de sentirlo, pero lo que no se puede vivir siempre enfadado, como tampoco se podría estar siempre asustado.
Debemos darnos cuenta que los que nos rodean en la calle, el trabajo, el barrio, etc, no tienen culpa de lo que nos ocurre, con lo cual no debemos hacerlos blanco de nuestro enojo.
Tener presente que cuando nos centramos en pensamientos o sentimientos negativos solo conseguimos experimentar sensaciones aún peores y hacer pésima nuestra vida porque estamos atrayendo negatividad.
El autocontrol, la tolerancia, la paciencia y el optimismo son cualidades a cultivar y armas poderosas con que enfrentar y solucionar cualquier desafío que imponga la vida, permitiendo la transformación positiva que deseamos.
El Dalai Lama, Premio Nobel de la paz, ha dicho que la paz interior puede lograr la paz mundial, y yo modestamente apunto, también la paz personal y por tanto la felicidad.
Hay quienes siempre, con motivo o sin el, están enfadados, y otros que saltan a la primera, sin darse cuenta que eso los hace infelices.
Es imposible sentirte bien si dejas que te domine, una emoción tan destructiva, que incluso provoca cambios en tu organismo.
Aprender a controlar ese estado, es muy importante.
¿Cómo proceder cuándo nos enfadamos?
Seguramente alguna vez habrán oído eso de "cuenta hasta diez". Esa sabiduría popular está en lo cierto.Cuando algo nos hace enfadar debemos respirar profundamente varias veces, porque eso, al parecer tan simple, conseguirá calmarnos inicialmente.
Analizar si la persona que ha provocado nuestra molestia, realmente lo ha hecho con intención, ha sido un error, o tiene una forma diferente de pensar, la cual también puede ser válida, aunque no sea la tuya.
Aún cuando haya sido de un modo deliberado, deberías considerar, para qué te enojas, y si lograrás algo con ello aparte de sentirte mal.
Cuando estamos descontrolados, en el mejor de los casos, no conseguimos expresar lo que queremos con coherencia, lo cual no nos lleva a un buen resultado, y en el peor, nos puede conducir a actuar de un modo que acarree consecuencias desastrosas.
Así que respira de nuevo e intenta solucionarlo de manera tranquila, verás que tendrás éxito.
Si sientes enojo porque la etapa que estás atravesando no es la mejor, entonces lo primero que debes hacer, es analizar como solucionarlo, pero con sosiego, comprobarás que tienes opciones que no se te habían ocurrido antes.
Convertir en una práctica el uso de la respiración, y el ejercicio de la calma, hará que tus enfados duren menos, y sean de menor intensidad.
Llegará el día en que te sorprendas, al ver cómo encajas cualquier situación, sin que te asalte la ira o te desequilibres, con lo cual tendrás la facultad de revertir cualquier contrariedad.
Otra técnica que podemos usar, cuando nos sentimos de esa manera, es pensar en algo bueno, siempre lo hay, o ponernos a realizar alguna actividad que nos guste o relaje.
Tengo una amiga que se quita el enfado, lavándose el pelo.
Por supuesto, debemos concentrarnos en lo que hacemos; de nada vale que sea algo divertido o productivo, si nuestra mente está focalizada en lo que nos molesta, porque de ese modo solo conseguiremos interiorizar el enfado, y eso nos puede hacer más daño.
No perdamos energías en lo que nos hace mal.
Nuestra vida merece lo mejor.

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